
Yo os suplico en este día
(Extraído de “La pastoral educativa en la escuela” - Jesús Triguero Juanes, CIEC - continuación)
Segundo círculo en los niveles del proceso evangelizador: el diálogo fe-cultura. En este nivel se imponen dos tareas:
Evangelización de la cultura. La primera tarea se refiere a la transmisión de la cultura, aquello que justifica la existencia de la escuela. El riesgo de la escuela católica actual está en descuidar esta tarea de evangelización de la cultura, y refugiar su identidad en un plan de actividades religiosas. Su primer problema no es el de la propuesta de la fe, sino el de la transmisión de una cultura abierta a las dimensiones espirituales y religiosas, a perspectivas cristianas y evangélicas. La escuela católica proporciona las claves y el discernimiento humano y cristiano para que el saber, unido a las destrezas y a los valores, adquiera sentido y significación, y se transforme así en cultura, capaz de estructurar el pensamiento de la persona. En la práctica, es una tarea delicada y discreta, pero irrenunciable, que ha de concretarse en cada área de contenidos.
Inculturación de la fe. La segunda tarea es la propuesta del sentido cristiano del mundo, del hombre y de la historia, la exposición de las claves cristianas de interpretación de las experiencias vitales del alumno, el anuncio del Mensaje de Salvación. Es propio, aunque no exclusivo, de la Enseñanza Religiosa. La aportación principal de la enseñanza religiosa escolar al proceso de educación de la fe consiste en la formulación racional cultural de la identidad cristiana, y la posibilidad de integrar el saber religioso entre el conjunto de saberes humanos como un elemento crítico y direccional.
La identificación con la “obra de Jesús” exige una identificación “personal” con Él y por lo tanto con Su proyecto de vida: el Reinado de Dios, pero este proyecto no se da en acciones aisladas, sino en fenómenos vitales en los que concurre una “familia” (¿quantum?) de valores, actitudes, esperanzas, acciones, intenciones, perspectivas, etc. que van más allá de las acciones mismas".
En el XXII Congreso de la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), con el tema: “La calidad de la educación en el siglo XXI, desde nuestra identidad”, realizado en Santo Domingo, RD, de 25 a 28 de enero de 2010, participaron las Hijas de Jesús Oliva Hernando y Yomaris Tolentino, además de varios docentes de nuestras escuelas en República Dominicana.
Ya fue introducido el tema en entrada anterior, y, a partir de ésta, se irán ofreciendo textos o comentarios a respecto de las siete ponencias del Congreso.
Introducción a la ponencia “La Pastoral Educativa en la Escuela”, de Jesús Triguero Juanes
"La presente ponencia tiene como principal objetivo proponer el marco orientador de la pastoral que debe caracterizar a la escuela católica; pretende también ser una declaración y un instrumento para el diálogo con las diversas instancias eclesiales y con los demás documentos que en los últimos años han ido aclarando la identidad y misión de la escuela católica.
No se quiere limitar a describir lo que ya se viene haciendo, sino que, impulsados por la misión recibida de la Iglesia, se desea señalar caminos por donde avanzar, a riesgo de parecer utópicos en ocasiones. Profético es el calificativo que mejor convendría al Proyecto Educativo de la escuela católica.
Conscientes de nuestra identidad y de la misión que la Iglesia nos ha confiado en reconocimiento a nuestro carisma, queremos reanimar y encauzar adecuadamente este enorme potencial evangelizador que supone la escuela católica, al servicio de la Iglesia en sus diócesis.
Las escuelas católicas se debaten hoy, en la lucha por la supervivencia, acosadas por exigencias legales o legalistas que amenazan con ahogarlas. Al mismo tiempo, se constata en muchas de ellas una situación de perplejidad en lo que respecta a sus funciones pastorales, provocada por los cambios que ha tenido la sociedad, pero también por la evolución institucional en el interior de la Iglesia. A veces, los planes pastorales de las diócesis marginan la oferta evangelizadora de la escuela católica o la consideran de segundo orden. Felizmente, es ésta una situación que tiende a remediarse.
(Continuará)