miércoles, 24 de marzo de 2010

¿Clonar la identidad?


(De la ponencia “Identidad y calidad frente a los retos de la inclusión y la no violencia”, Guillermo Tanos, sdb)

No compartimos las visiones, que en nombre de la identidad y de la calidad, favorecen medidas “duras” y disciplinarias o bien crean itinerarios en los centros educativos que permitan segregar a los “buenos” de los “malos” para que los segundos dejen estudiar mejor a los primeros”. Este tipo de medidas, tan del agrado incluso de algunos sectores conservadores del profesorado, es un atentado a la propia identidad de la escuela católica.

Un peligro siempre latente es querer recuperar nuestra identidad desde visiones dogmáticas (a veces camufladas en la excelencia educativa) y desde tradiciones educativas, volviendo a sistemas apologéticos. A menudo, frente a la realidad mencionada (que es siempre desafiante), se considera que la salida más exitosa es reproducir las mismas respuestas educativas del pasado, es decir, una especie de “clonación”. Reproducir el pasado es lo contrario a creer en el misterio de la encarnación en un momento histórico, enfriando el sentido profético con un fuerte acento conservador y de vuelta atrás. Estas visiones pueden esterilizar la voz del Espíritu que nos llama a una renovación significativa. (Cfr CONGREGACION PARA LA EDUACIÓN CATÓLICA, 1997).

Hay un llamado eclesial muy significativo a las comunidades educativas católicas a recuperar la propia Identidad. Y la escuela católica ha aceptado esta invitación que la Iglesia le hace para reflexionar sobre sí misma y su misión evangelizadora. Debemos resignificar los conceptos escuela y católica. Lo primero de una escuela, por obvio que parezca, es que sea escuela. Y lo primero de “ser católica” es su dimensión universal y diversa, y como tal, abierta a todos, esto es, incluyente, “de todos y para todos”, especialmente a los más pobres. ¿No hemos renunciado a esta diversidad? ¿Por qué “lo católico” es entendido, a veces, como un todo homogéneo? ¿No estamos clonando una cristiandad camuflada?

Desde esta identidad nuestras escuelas no pueden ser excluyentes ni exclusivas, ni pueden estar al servicio de un segmento social determinado. Deben pretender, en primer lugar, establecer vínculos cognitivos entre los educandos y la propuesta curricular, para que adquieran y desarrollen estrategias que les permitan resolver problemas de la vida cotidiana y que les preparen para aprovechar las oportunidades que la vida les ofrece.

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