jueves, 18 de marzo de 2010

Escuela católica = Jesús vivo en la historia


(Extraido de la ponencia “De la identidad de la escuela católica”, Luis G. Benavides Ilizaliturri)

“(…) Quizá las preocupaciones “escolares”, en torno a las nuevas teorías sobre educación, el pesado fardo burocrático de los contenidos programáticos, la necesaria validez oficial de los estudios, la apremiante “certificación de la calidad” de nuestras instituciones que se imponen a la escuela moderna aunada a la profusa doctrina referida a la escuela “católica” llega a hacer sumamente complicada la definición concreta de la identidad.

No obstante, la Buena Nueva es para ser anunciada a los pobres, a los sencillos de corazón. ¿No nos estará sucediendo que al asumir la actitud del “Joven bueno” del evangelio finquemos la identidad de la escuela católica en el “cumplimiento” fiel de “los preceptos” y hayamos olvidado que ser discípulos de Jesús demanda decisiones “simples”, rompimientos “conceptuales” definitorios que en su sencillez no dejan de ser comprometedores?


La educación moderna es un proceso permanente que desata un movimiento social transformador para tomar en serio la vida y comprometerse con ella, no sólo la nuestra, sino también la vida de quienes carecen de seguridad, de dignidad, de los derechos más elementales, de los enfermos… también la vida de quienes ejercen poder y centran en él su existir, de quienes agreden la vida, de quienes buscan privilegios y pisotean la vida de los demás, de quienes usufructúan del consumo de otras vidas: para todos, la educación es instrumento de acercarlos al compromiso de Jesús, que debería ser también el compromiso de identidad de la escuela católica.


En definitiva, si la ecuación propuesta en líneas anteriores se puede hacer válida: escuela católica=Jesús vivo en la historia, entonces la escuela católica se habrá de “convertir” permanentemente en la historización del reinado de Dios".

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