miércoles, 14 de abril de 2010

Pluralismos

(Extraido de "La pastoral Educativa en la Escuela" Jesús Triguero Juanes - CIEC)


"El pluralismo que caracteriza la sociedad actual incide de manera especial en el campo educativo, al quedar descartado un sistema único de pensamiento, al estar en entredicho una jerarquía única de valores, al multiplicarse indefinidamente las ofertas de comprensión del mundo y de orientación de la vida.


El pluralismo social, con sus indudables aspectos positivos, favorece el relativismo, el pensamiento débil y la religión a la carta; la indefinición como manera de vivir y el rechazo de las opciones que comprometen la vida en una determinada dirección.

El desafío que tiene planteada la escuela católica en este contexto pluralista, no se reduce a enseñar a usar la libertad, tarea esencial en su labor educativa, sino que ha de plantearse una coherencia de vida desde todo el proyecto educativo, a partir de los valores que en él proclama y ayuda a cada educando a edificar su propia identidad. Simultáneamente, ha de educar en la tolerancia y la cooperación, pues nadie es poseedor de toda la verdad.

La secularización, que ha rescatado la autonomía del hombre y de la naturaleza frente a la omnipresencia de lo sagrado y la religión. El proceso de secularización no se limita a afirmar lo humano, sino que, frecuentemente, degenera en secularismo y pretende anular cualquier relación de trascendencia. De esta forma se promueve la indiferencia religiosa y se facilita el paso al materialismo y al ateísmo práctico.

La faceta negativa de la secularización pone en entredicho la dimensión cristiana de la escuela; incluso se la tacha frecuentemente de anacrónica. La comunidad cristiana que anima la escuela católica tiene el reto de hacer de ella un signo de la encarnación de Dios en el mundo al unir calidad humana escolar y educación cristiana. También tiene el reto de convertir el ámbito de la escuela en un espacio de comunión, en un centro de experimentación de los valores más representativos del Reino.

El contexto educativo-escolar, marcado por las reformas educacionales, nos ofrece un proyecto de desarrollo de la persona humana, fundamentalmente abierto y positivo. A la escuela católica le toca enriquecerlo, aportándole la dimensión trascendente, que sin ser negada en dichas reformas, tampoco es considerada. La escuela católica ha de dar coherencia a todo el proceso educativo e intentar lograr la formación plena y el pleno desarrollo de la personalidad del alumno, que las propias reformas educativas plantean como objetivo primero y fundamental de la educación.

Según los presupuestos filosóficos y antropológicos de que se parta, se abordará esa formación con una perspectiva diferente. A la escuela católica le corresponde presentar "el hombre según Cristo" (EC 47) De igual forma hemos de apreciar las posibilidades que las reformas educativas ofrecen para la educación en valores, facilitando así el llevar a la práctica esta preocupación fundamental de la formación cristiana".

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