viernes, 16 de abril de 2010

La comunidad cristiana escolar

(Extraído de “La pastoral educativa en la escuela” Jesús Triguero Juanes – CIEC)

“La comunidad cristiana que anima la pastoral de una escuela católica no se identifica, normalmente, con la comunidad educativa, aunque esté relacionada e incluso integrada en ella. Entre ambas puede establecerse una gran correspondencia: “El laico católico testigo de la fe en la escuela”, dice que: "La comunidad educativa debe aspirar a constituirse en la escuela católica en comunidad cristiana, es decir, en verdadera comunidad de fe" (LCT 41). Esa aspiración se traduce en un proceso que podríamos llamar de fermentación de la masa por la levadura, que es la pequeña comunidad cristiana presente en la comunidad educativa; ella es garante del proceso de fe que se realiza en la escuela.

Como toda otra escuela, y más que ninguna otra, la escuela católica debe constituirse en comunidad que tienda a la transmisión de valores de vida (EC 53). Ofrece y experimenta un modelo de sociedad que el mundo necesita a toda costa si quiere sobrevivir. Es, precisamente, en relación a este concepto comunitario y alternativo de escuela, donde la comunidad cristiana justifica su existencia en el ámbito escolar. Ella aporta a la escuela el signo de la Encarnación: Dios presente en lo humano. La comunidad cristiana se sitúa dentro de lo específico de la escuela: la transmisión de la cultura, la maduración de la persona; y lo revela como lugar en el que Dios se manifiesta.


Muy sencillamente podemos describir la comunidad cristiana como "el grupo de creyentes bautizados que han hecho una opción explícita por vivir en la fe y desde la fe, que se comprometen a impulsar, juntos, el proyecto evangelizador de la escuela católica". "Es un grupo de talla humana e identidad cristiana, que ha asumido el programa de Jesús, que expresa y celebra su fe en Jesús, y se compromete en la realización del Reino de Dios a través de la educación”. Estas características se entienden no como atributos fijos, sino como "dimensiones" que la comunidad va ampliando desde su proyecto comunitario, dando lugar, en la práctica, a formas muy diversas de comunidad.


La comunidad cristiana escolar puede estar constituida por un grupo único o por varios grupos con diferente identidad: religiosos y laicos. Cada uno con su propio ritmo y estilo. Pero siempre habrá un proyecto común sobre los elementos mínimos que concretan la comunión interna: relación, formación, celebración de la fe y responsabilidad común en la misión. La comunión externa: con la Iglesia local, con los organismos pastorales y comunidades cristianas del entorno.
Este planteamiento de comunidad cristiana escolar tiene en cuenta un nuevo factor que está cambiando la vida de la Iglesia: es la labor evangelizadora de los laicos (RM 2).


Los Institutos religiosos dedicados a la enseñanza han de asumir una grave responsabilidad que durante largo tiempo han descuidado inconscientemente: "preparar fieles laicos que se dediquen a la acción educativa como a una verdadera misión eclesial" (ChL 62). Nos situamos así en el contexto de lo que se ha llamado misión compartida. En ella se requiere un nuevo tipo de relaciones, sin renunciar por ello a la propia identidad: "Manteniendo cada uno su característica vocacional propia, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos deben integrarse plenamente en la comunidad educativa y tener en ella un trato de verdadera igualdad" (LCT 78).

miércoles, 14 de abril de 2010

Pluralismos

(Extraido de "La pastoral Educativa en la Escuela" Jesús Triguero Juanes - CIEC)


"El pluralismo que caracteriza la sociedad actual incide de manera especial en el campo educativo, al quedar descartado un sistema único de pensamiento, al estar en entredicho una jerarquía única de valores, al multiplicarse indefinidamente las ofertas de comprensión del mundo y de orientación de la vida.


El pluralismo social, con sus indudables aspectos positivos, favorece el relativismo, el pensamiento débil y la religión a la carta; la indefinición como manera de vivir y el rechazo de las opciones que comprometen la vida en una determinada dirección.

El desafío que tiene planteada la escuela católica en este contexto pluralista, no se reduce a enseñar a usar la libertad, tarea esencial en su labor educativa, sino que ha de plantearse una coherencia de vida desde todo el proyecto educativo, a partir de los valores que en él proclama y ayuda a cada educando a edificar su propia identidad. Simultáneamente, ha de educar en la tolerancia y la cooperación, pues nadie es poseedor de toda la verdad.

La secularización, que ha rescatado la autonomía del hombre y de la naturaleza frente a la omnipresencia de lo sagrado y la religión. El proceso de secularización no se limita a afirmar lo humano, sino que, frecuentemente, degenera en secularismo y pretende anular cualquier relación de trascendencia. De esta forma se promueve la indiferencia religiosa y se facilita el paso al materialismo y al ateísmo práctico.

La faceta negativa de la secularización pone en entredicho la dimensión cristiana de la escuela; incluso se la tacha frecuentemente de anacrónica. La comunidad cristiana que anima la escuela católica tiene el reto de hacer de ella un signo de la encarnación de Dios en el mundo al unir calidad humana escolar y educación cristiana. También tiene el reto de convertir el ámbito de la escuela en un espacio de comunión, en un centro de experimentación de los valores más representativos del Reino.

El contexto educativo-escolar, marcado por las reformas educacionales, nos ofrece un proyecto de desarrollo de la persona humana, fundamentalmente abierto y positivo. A la escuela católica le toca enriquecerlo, aportándole la dimensión trascendente, que sin ser negada en dichas reformas, tampoco es considerada. La escuela católica ha de dar coherencia a todo el proceso educativo e intentar lograr la formación plena y el pleno desarrollo de la personalidad del alumno, que las propias reformas educativas plantean como objetivo primero y fundamental de la educación.

Según los presupuestos filosóficos y antropológicos de que se parta, se abordará esa formación con una perspectiva diferente. A la escuela católica le corresponde presentar "el hombre según Cristo" (EC 47) De igual forma hemos de apreciar las posibilidades que las reformas educativas ofrecen para la educación en valores, facilitando así el llevar a la práctica esta preocupación fundamental de la formación cristiana".

lunes, 12 de abril de 2010

Misión compartida

(Extraído de “La Pastoral educativa en la escuela” Jesús Triguero Juanes, CIEC)

"La pastoral de la escuela católica tiene nuevos puntos de referencia en la Iglesia, la cual le pide que siga siendo "tan útil para cumplir la misión del Pueblo de Dios y para promover el diálogo entre la Iglesia y la sociedad humana." (GEM 8).

La centralidad de la comunidad cristiana en toda la actividad evangelizadora, el nuevo dinamismo ministerial que va ligado a la anterior, y el papel que el cristiano laico ha adquirido en la Iglesia, son tres claves para enfocar hoy la pastoral de la escuela católica. La Nueva Evangelización realza el papel de la escuela católica en la evangelización de la cultura. Su pastoral tendrá que proyectarse con nuevo ardor para allanar el camino de la fe a muchos alumnos, bautizados, pero alejados de la vida eclesial. Por otra parte, la escuela católica tiene que esclarecer sus funciones en algunos campos, ante la nueva presencia de la Parroquia en la vida eclesial, planteada a veces de forma unilateral. Las relaciones entre ambas instituciones eclesiales tienden ya a buscar la armonía y mutua cooperación, superando la falta de diálogo que en algunos casos ha existido.


En una Iglesia-Comunión, la "misión compartida" es una exigencia y consecuencia de aquélla, ya que en la tarea evangelizadora de la Iglesia participan todos los fieles de diversas formas (cf. ChL 2). En el marco de la escuela cristiana la expresión “misión compartida” ha tomado importancia para expresar la mutua colaboración y la común responsabilidad de religiosos, religiosas, sacerdotes y laicos en el proyecto de evangelización que en ella se lleva a cabo.


El documento "El laico católico, testigo de la fe en la escuela", expresa con convicción, el alcance positivo de esta "misión compartida": "La escuela católica, como comunidad educativa que tiene como inspiración última educar en la fe, será tanto más idónea para cumplir su cometido, cuanto más represente la riqueza de la comunidad eclesial.


En este nuevo contexto de "misión compartida", el proyecto evangelizador de la escuela católica ya no queda garantizado sólo ni principalmente por los religiosos que trabajan en la escuela o incluso la patrocinan, sino por la "comunidad de fe": religiosos y laicos que comparten la misión educativa".

jueves, 8 de abril de 2010

Cursos virtuales


Ya se encuentran abiertas las inscripciones a los Cursos virtuales "Office Eclesial para parroquias" y "Aprovechar Redes Sociales" del Centro de la Red Informática de la Iglesia en América latina (RIIAL) Guadalupe.

Los cursos de 10 semanas de duración comienzan el próximo 13 de abril y son completamente virtuales a través de internet, disponibles las 24 hs del día, accediendo al Aula virtual Juan Pablo II del Centro.

El primero curso, "Office Eclesial para parroquias", está destinado a secretarias parroquiales, auxiliares administrativos, sacerdotes, religiosos y toda aquella persona interesada en colaborar en la administración parroquial; brinda los conocimientos necesarios para implementar y aprovechar el software gratuito Office Eclesial desarrollado por la RIIAL, como una herramienta eficaz en la organización parroquial.
Para inscribirse o mayor información
El segundo curso, "Aprovechar las Redes Sociales" tiene por auditorio todas aquellas personas interesadas en conocer y aplicar estas redes al trabajo pastoral; ofrece las herramientas teóricas y prácticas básicas para desenvolvimiento y la comunicación real en comunidades y redes virtuales.
Para inscribirse o mayor información http://bit.ly/cursoredsocial
El Centro RIIAL Guadalupe ofrece desde el año 2003 formación al servicio de la pastoral
Más información en softriial@riial.org

(Noticia en zenit.org , 6 de abril de 2010)

martes, 6 de abril de 2010

Con los jóvenes en Río de Janeiro


En la tarde del sábado 27 de marzo, cerca de 20.000 jóvenes católicos se reunieron en frente a la Catedral de Río de Janeiro para dar testimonio de su fe por las calles del centro de la ciudad, en procesión hacia a la Plaza Carioca. El acto, que marcó el inicio de la Semana Santa y el comienzo de los trabajos del Sector Juventud de la Archidiócesis, celebró el 25º Día Mundial de la Juventud (DJM) y anunció el deseo de que la ciudad sea la sede de la Jornada Mundial (JMJ) en 2014.

En el lugar de la concentración, área externa de la catedral, el arzobispo de Río de Janeiro, D. Orani Juan Tempesta, bendijo los ramos para el inicio de la procesión, y , enseguida, llamó nominalmente a cada uno de los representantes que componen el Sector Juventud para que recibiesen el ramo bendecido, la cruz y el ícono de Nuestra Señora, Estrella de la Evangelización.

En seguida, tuvo inicio la procesión por las calles del centro de Río. Un gran camión de sonido condujo a la gran multitud hasta la Plaza Carioca. Todos los que estaban en el trayecto no pudieron por menos que sentirse tocados por el testimonio de fe de la juventud.

En la Plaza Carioca D. Ornai presidió la celebración de la Eucarisitía, concelebrada por sus obispos auxiliares, D. Antonio Augusto y D. Wilson Tadeu, y varios sacerdotes de la archidiócesis. Durante la homilía el arzobispo recordó las dificultades que los jóvenes encuentran para dar testimonio de su fe en medio de un mundo que tiene otros valores. Y destacó la entrega de Cristo como ejemplo de que no se debe tener miedo de dar testimonio, con la propia vida, incluso en medio de persecuciones, para llevar a término la misión de ser constructor de un mundo nuevo.

“Profesar la fe, testimoniar a Jesucristo, en el mundo de hoy supone tener fuerza y coraje en las probaciones. Confiamos en vosotros, jóvenes, y nos ponemos a su lado en este camino” dijo el arzobispo.

sábado, 3 de abril de 2010

Cantan la Resurrección



En Pascua resucitan las cigarras

—enterradas 17 años en estado de larva—

millones y millones de cigarras

que cantan y cantan todo el día

y en la noche todavía están cantando.


Sólo los machos cantan: las hembras son mudas.

Pero no cantan para las hembras: porque también son sordas.

Todo el bosque resuena con el canto

y sólo ellas en todo el bosque no los oyen.


¿Para quién cantan los machos?

¿Y porqué cantan tanto?

¿Y qué cantan?


Cantan como trapenses en el coro delante de sus Salterios y sus Antifonarios

cantando el Invitatorio de la Resurrección.


Al fin del mes el canto se hace triste,

y uno a uno van callando los cantores,

y después sólo se oyen unos cuantos, y después ni uno.


Cantaron la resurrección.


(Ernesto Cardenal)

jueves, 1 de abril de 2010

Yo no vine al mundo para que llores


"Yo no vine al mundo para que llores por mi muerte, sino para que vivas por mi resurrección…
Yo no vine al mundo para señalar errores, sino para que aprendas a convertirlos en virtudes…

Yo no vine al mundo para dar un espectáculo de crucifixión, sino para que tú crucifiques lo negativo en tu propio carácter que no te deja ser feliz…

Yo no vine al mundo para quitarte egoístamente nada, sino para enseñarte a dar la vida por lo que se ama…
Yo no vine al mundo para quedarme en una cruz colgado, sino para caminar contigo la vida que no sabes vivir por ti sólo…

Yo no vine al mundo para que tengas una semana de vacaciones o una cena suculenta, sino para que alcances una experiencia espiritual que transforme tu vida y tu conciencia…

Yo no vine al mundo para enseñarte a morir, sino para que aprendas a vivir imitando mi amor sanador y salvador…

Jesús


(Extraído del poema de Edgar Colón Pagán)