martes, 16 de marzo de 2010

¿Tienen identidad las escuelas?


Extraído de la ponencia “De la identidad de la escuela católica”. Luis G. Benavides Ilizaliturri-CIEC, 2010

(…)¿Tienen identidad las escuelas?


"De cuanto he esbozado en páginas anteriores cabría preguntarse si las escuelas tienen identidad y en qué consiste esa identidad. Es un hecho que, al pasar por un edificio, fácilmente podemos identificarlo por la función que tiene: casa habitación, oficina, hospital, escuela. No necesariamentenecesitan estos edificios un letrero que los distinga, por más que su apariencia en ciertos casos engañe, pero al percatarnos de que su función no es la que adivinamos, asumimos a qué se parece: “Parece un búnker”, “Parece una cantina”, “Parece un hospital…”

Queda claro, sin embargo, que atribuimos identidad a las cosas por la función que les asignamos: por ejemplo, una silla exhibida en un museo ya no es-para-sentarse y se convierte en pieza para ser vista y relacionada con algún hecho específico histórico. De alguna manera, las cosas pierden su identidad. Pero esta identificación nunca es definitiva, pues la silla puede romperse y entonces la identificaremos como “trebejo inservible”.

La identidad de las cosas no necesariamente se concibe desde el ser de ellas, sino desde aquella que lingüística o históricamente les aplicamos. Por ello no deja de ser verdad que “el lenguaje es parte de la construcción de la identidad y, en ese sentido, el lenguaje no se constriñe a una forma racional de concebir la realidad” sino a una significación consensuada o generalmente aceptada. La forma de entender la identidad de las cosas está en permanente posibilidad de cambio y, por ello, no es inamovible ni se refiere a la inmutable “esencia de los seres”.


Por ello, la escuela no puede tener identidad como tal sino en relación con el mundo en que se encuentra, es decir, la escuela como tal, toma identidad si se la considera como formando parte de un conjunto que a su vez forma parte de otro conjunto más amplio y se encuadra en un entorno sociohistórico de nuestro mundo”.

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