domingo, 28 de marzo de 2010

Profesar y confesar




(De la ponencia “Los retos de la escuela católica”, en el CIEC)



(…) "Muy a menudo en los últimos años se han visto reflexiones sobre cuál es el papel de la escuela en este mundo tan marcado por la multiplicación de las posibilidades de acceso a la información. Es la pregunta por el papel que le puede quedar a la escuela en este contexto tan cambiante.
Es importante que también desde la escuela católica nos planteemos esta cuestión y deberíamos aprovecharla como una ocasión para reflexionar sobre aquellas aportaciones más nucleares de la escuela que, pase lo que pase, debería asegurar. Puede resultar un interesante ejercicio de purificación y focalización. Desde mi propia reflexión la propuesta sobre el papel irrenunciable de la escuela se podría articular del siguiente modo:


* El ámbito más específico de la escuela debería consistir hoy en aportar sentido y por tanto la escuela debería comprometerse en la tarea de ofrecer sabiduría.
* Para eso la escuela tiene que utilizar su mediación fundamental: la relación educativa.
* Y para ello la escuela necesita desarrollar una condición indispensable: una escuela que pro-fesa porque con-fiesa.
(…)


Una escuela que opte claramente por un conjunto de valores auténticamente humanizadores, constructores de vida personal y de compromiso social:



* Sabiduría frente a especialización.
* Búsqueda frente a seducción.
* Singularidad frente a homogeneidad.
* Comunidad frente a solipsismo.
* Recogimiento e interioridad frente a dispersión.
* Liberación frente a resignación.
* Gratuidad frente a precio.
* Renuncia frente a primacía del yo.
* Sentido objetivo frente a subjetivismo radical.
* Utopía frente a nihilismo.


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