martes, 12 de enero de 2010

Una nueva mirada


(…)
“Ahora, la modernidad cede su lugar a la postmodernidad. De nuevo nuestra visión del universo sufre mudanzas radicales. Newton cede lugar a Einstein, y el adviento de la astrofísica y de la física cuántica nos obligan a mirar al universo de forma diferente, y, por tanto también a la idea de Dios.

Si en la Edad Media Dios habitaba “allá arriba” y en la Edad Moderna “aquí abajo”, dentro del corazón humano, ahora conocemos mejor lo que el apóstol Pablo quiso decir al afirmar: “Él no está lejos de cada uno de nosotros, pues en Él vivimos, nos movemos y existimos, como alguno de entre vuestros poetas han dicho: “Somos de la raza del propio Dios” . (Hechos 17,27-28).


La física cuántica, que penetra la intimidad del átomo y describe la danza de las partículas subatómicas, nos enseña que toda materia, en todo el universo, no pasa sino de energía condensada. En el interior del átomo nuestra lógica cartesiana no funciona, pues allí predomina el principio de la indeterminación, o sea, no se puede prever con exactitud el movimiento de las partículas subatómicas. Esta imprevisibilidad solo predomina en dos instancias del Universo: en el interior del átomo y en la libertad humana.


¿En qué la física cuántica modifica nuestra visión el Universo? Pues en que ella nos libra de los conceptos de Newton: de que el Universo es un gran reloj montado por el divino Relojero y cuyo funcionamiento puede ser conocido estudiando cada una de sus piezas. La física cuántica enseña que no hay un sujeto observador (el ser humano) frente al objeto observado (el universo). Todo está íntimamente interconectado. Nuestro modo de examinar las partículas que se mueven en el interior del átomo interfiere en el recorrido de ellas… hay una inseparable interacción entre el ser humano y la naturaleza. Lo que le hacemos a la Tierra provoca una reacción de parte de ella.

Este nuevo paradigma científico nos permite contemplar el Universo con ojos nuevos. Todo no es Dios, pero Dios se revela en todo. Nuestra visión religiosa ahora es “panateísta”, ¡no confundir con panteísta!. El panteísmo dice que todas las cosas son Dios. El “panateísmo”, que Dios está en todas las cosas. “En Él vivimos, nos movemos y existimos”, como dice Pablo. Y Jesús nos enseña que Dios es Amor, esa energía que ejerce atracción en todas las cosas, desde las moléculas que estructuran una piedra hasta las personas que comulgan un mismo proyecto se vida.


Como decía Teillard de Chardin, en el amor todo converge, desde los átomos y células que forman los tejidos y órganos de nuestro cuerpo, hasta las galaxias que se aglomeran múltiples, en esta nuestra Casa Común, a la que no llamamos Pluriverso, sino Universo”

(Traducción del original de Fray Betto)

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