jueves, 14 de enero de 2010

El jardinero de Dios



“Los experimentos de un sencillo sacerdote agustino realizados en medio de la quietud del monasterio de Brunn, en Moravia, se convirtieron en un hito que revolucionó la ciencia: el descubrimiento de la genética moderna.


La película "El jardinero de Dios" sobre la vida y experimentos del padre Gregor Mendel (1822-1884), fue presentada el 3 de diciembre en la universidad Ateneo Regina Apostolorum de Roma.
"¿Qué estas haciendo?", le preguntaban algunos de sus hermanos agustinos cuando veían al padre Mendel dedicarse horas y horas a la huerta. "El futuro de la humanidad", respondía, según muestra la película, aunque las leyes de la genética que él estableció sólo fueron reconocidas 16 años después de su muerte.


A Mendel le causaban curiosidad sobre todo las leyes de la herencia. Comenzó experimentando con plantas de guisantes, cruzando las que producían semillas amarillas con las de semillas verdes y las que tenían hojas lisas con las más rugosas. Así experimentó el cruce de varias generaciones de plantas.


En sus resultados encontró caracteres como los dominantes que se caracteriza por determinar el efecto de un gen y los recesivos por no tener efecto genético. Era el inicio de la genética moderna.
Pero, Mendel entendió que era peligroso su descubrimiento, "Espero que este descubrimiento no sea nunca aplicado para seleccionar al ser humano", dijo con gran preocupación el sacerdote a uno de sus hermanos en el monasterio, según muestra la película.


Liana Marabini asegura que su admiración por el padre Mendel le llevó a escribir y a dirigir esta producción: "Me interesó su doble misión de sacerdote y científico. Los científicos que creen en Dios han cambiado la historia del mundo y Mendel pertenecía a esta categoría".


La directora cuenta que para escribir el guión y dirigir la película se basó en diversos documentos del monasterio de Brunn, y en colecciones privadas donde hay cartas del monje. Igualmente la película muestra un encuentro entre Mendel y el papa Pío IX, quien lo alienta y le explica cómo, por medio de la ciencia, el hombre puede conocer para elevar la obra de Dios”.


(Noticia en zenit.org)

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