sábado, 16 de enero de 2010

In Memoriam



La Dra. Zilda Arns, idealizadora, fundadora y propulsora de la Pastoral de la Infancia ha muerto en el terremoto de Haití donde se encontraba para implantarla en el país. Acababa de pronunciar este discurso el día 12 del seísmo y allí mismo falleció. A través de la Pastoral de la Infancia miles y miles de niños en América Latina y otros países del mundo han preservado su vida y su calidad de vida. Se calcula que unos 250.000 voluntarios componen la red de la Pastoral de la Infancia, iniciada en Brasil el septiembre de 1983 y ahora presente en 17 países. ¡En el nombre de todos los niños y niñas, gracias, Zilda!

(…) “En realidad todos nosotros estamos aquí, en este encuentro, porque sentimos dentro de nosotros un fuerte llamado a difundir en el mundo la buena noticia de Jesús. La buena noticia, trasformada en acciones concretas, es luz y esperanza en la conquista de la Paz en familias y naciones. (…). Se espera que los agentes sociales sigan, además de las referencias éticas y morales de nuestra Iglesia, sean como Ella, maestra en orientar a las familias y comunidades, especialmente en el área de la salud, educación y derechos humanos. De este modo podremos formar masa crítica en las comunidades cristianas y de otras religiones, a favor de la infancia desde su concepción y más excepcionalmente hasta los seis años y de adolescente. Debemos esforzarnos para que nuestros legisladores elaboren leyes y los gobiernos ejecuten políticas públicas que incentiven la calidad de educación integral de los niños y su salud, como prioridad absoluta. (…)
El pueblo siguió Jesús porque tenía palabras de esperanza. Así nosotros somos llamados a anunciar experiencias positivas y caminos que lleven a que las comunidades, familias y el país sean más justos y fraternos.
“Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos” significa trabajar por la inclusión social, fruto de la Justicia; significa no tener prejuicios, aplicar nuestros mejores talentos en favor de la Vida Plena, prioritariamente de aquellos que más lo necesitan. Sumar esfuerzos para alcanzar los objetivos, servir con humildad y misericordia, sin perder la propia identidad. Todo este caminar necesita la comunicación constante para iluminar, animar, fortalecer y democratizar nuestra Misión de Fe y Vida. Creemos que esta transformación social exige una inversión máxima de esfuerzos para el desarrollo integral de los niños. Este desarrollo empieza cuando el niño se encuentra aún en el vientre sagrado de su madre. Los niños, cuando están bien cuidados, son semillas de Paz y Esperanza. No existe ser humano más perfecto, más justo, más solidario y sin prejuicios que los niños”. (…)

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