lunes, 12 de octubre de 2009

Museos y ciudadanía







(Extraido de la ponencia "La ciencia en la vida cotidiana" - continuación)

(...)

El reconocimiento de los intereses y expectativas de los visitantes es fundamental para que puedan darse situaciones en las que el museo o centro de ciencias sea realmente una experiencia grata o significativa. Lo que ocurre en el museo, dista mucho de lo que ocurre en otros espacios y aunque aprender, -es finalmente esto mismo-, el tipo de aprendizaje que se da tiene sus particularidades:



Nos hemos enfocado sobre el aprendizaje que ocurre en los museos, ya que este enfoque nos permite hacer concreto y tangible lo que es inherentemente abstracto e intangible. Como hemos repetidamente acentuado, el dónde y el por qué del aprendizaje no hace la diferencia. Aunque esto es probablemente verdad en algún nivel neurológico fundamental, aprender es aprender. La mejor evidencia indica que en el nivel individual, en el mundo real, el aprendizaje funcionalmente difiere dependiendo de las condiciones bajo las cuales él ocurre. Por eso, el aprendizaje en museos es diferente del aprendizaje en cualquier otro escenario en virtud de la naturaleza única de su contexto. Aunque en conjunto, el sistema de trabajo deberá funcionar igualmente bien a través de un ancho rango de situaciones de aprendizaje, obligatoria como libremente, lo específico se aplica sólo a museos (Falk, 1992).



Esta característica de lo que podríamos llamar aprendizaje en museos y centros de cien­cia, presenta claras y obvias diferencias con el contexto de la escuela formal. Ello es fun­damental para entender que los museos no pretenden reemplazar los procesos que se dan en la escuela, ni suplir sus deficiencias, sino que en realidad se plantean como socios de la educación formal en la medida en que pueden ofrecer contenidos novedosos, escenarios para la experimentación y la comprobación de fenómenos que la escuela no posee; pero más importante aun, los museos pueden (y deben tener) áreas educativas orientadas a pensar programas que cualifiquen la experiencia de los visitantes teniendo en cuenta sus fortalezas, funciones y posibilidades.


Por otra parte, es importante reconocer que no sólo hablamos de escenarios de aprendi­zaje, estamos hablando también de espacios para la apropiación de la ciencia y la cons­trucción de ciudadanía, dos procesos en los que los museos tienen un papel central.

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