viernes, 2 de octubre de 2009

Multiculturalidad y no violencia




Los desafíos de nuestro tiempo, condicionados por el proceso de transición de la humanidad hacia un nuevo ciclo de su espiral evolutivo, tienen un alcance inédito. La globalización, el calentamiento global, catástrofes ecológicas o nucleares, terrorismo, todo esto en alguna medida esté relacionado con nuestro tema.


La cuestión que, surgiendo de las entrañas de este proceso, merece hoy nuestra atención está referida a las particulares características del actual punto de bifurcación histórico y las posibles vías para su superación; a las premisas que hacen a la resolución de esta, la más profunda crisis que ha vivido la humanidad en toda su historia.El potencial tecnológico acumulado en nuestro planeta es tal, que no resulta ya admisible seguir provocando conflictos y guerras. Si se continúa por ese camino, de la civilización humana no quedará nada en pie.

La comunidad mundial debe tomar conciencia que el expansionismo de unos pueblos o países a costa de otros ha llegado a su límite último. El expansionismo en horizontal ya no funciona. Es necesario comenzar a crecer en vertical: hacia las profundidades oceánicas, hacia el cosmos, por medio de esfuerzos conjuntos. Y utilizando el mismo método – por esfuerzo conjunto y no por competencia – resolver definitivamente los problemas de pobreza, alimentación, enfermedades mortales; garantizar salud y educación a un nivel digno para todos.

El avance en esta nueva dirección implica no solamente nuevos acuerdos internacionales sobre desarme, sino también un radical cambio de mentalidad: de la consabida filosofía de la violencia hacia una nueva cultura de la no violencia; de la concepción del “choque de civilizaciones” hacia la de convergencia de pueblos y culturas; de la sociedad de consumo a una verdadera sociedad humanista que ponga en primer lugar el desarrollo pleno del ser humano (en cuerpo, alma y espíritu); asegurando además que este desarrollo implique no sólo a algunos sectores privilegiados, sino a la sociedad en su conjunto.


Hugo Novotny
CEHM


"Bienaventurados los mansos, porque poseerán en herencia la tierra" (Mt. 5,4)


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