domingo, 12 de abril de 2009

La Fuerza de la Pascua


(…)

“Celebrar la Pascua no va a cambiar mecánicamente la situación social, política, o económica del mundo. No eliminará enfermedades físicas o dolores del corazón. La Pascua es profecía, grito de libertad y victoria para dar fuerza para quien continúa en la lucha. Hoy el optimismo y la son científicamente reconocidos risa como métodos terapéuticos. El Señor resucitado se revela como un cuerpo herido y con las llagas abiertas en las manos, en los pies y en el pecho. Pero está vivo y resistente. Sus discípulos se alegran al verlo vivo y recuerdan su palabra: “Hijos míos, en el mundo siempre tendréis tribulaciones. Pero, ánimo, yo he vencido al mundo” (Jn. 16, 33).

En el mundo, los poderes de la muerte continúan actuando. El desamor organiza un mundo esclavo del dinero y del poder, una sociedad cruel y sin compasión. Pero, en el corazón de mucha gente, los gritos de Pascua resuenan insistentemente. En el medio de los más áridos paisajes, las flores resisten. Incluso la larva más repugnante está llamada a un cambio radical. Rompe la cápsula, gana alas para volar y se transforma en una hermosa mariposa. Es el símbolo de la vocación del ser humano para este camino pascual. La resurrección es la energía de Dios para transformar el universo.

Celebremos, por tanto, esta fiesta y vivamos este camino pascual profundizando la solidaridad como forma de vivir la fe y la intimidad con Dios”

(Marcelo Barros, monje benedictino – en "Brasil de Fato", 09/04/09)

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