sábado, 4 de abril de 2009

La experiencia en el aprendizaje





La experiencia en el paradigma ignaciano (continuación)


(45) - Directa
Una cosa es leer en el periódico que un huracán ha arrasado las ciudades coste­ras de Puerto Rico. Se conocen quizás los hechos: la velocidad del viento, la dirección, el núme­ro de víctimas mortales y heridos, la exten­sión y localización de los daños materiales. Pero ese conocimiento mera­mente intelectual, puede dejar al lector distante y frío respecto a las di­men­­siones humanas de la tormenta. Es muy diferente estar a la intemperie cuando sopla el viento, y uno siente la fuerza de la tormenta y el peligro in­mediato que corre su vida, su hogar, y todas sus posesiones, y siente el miedo en sus entrañas porque teme por su vida y la de sus vecinos mien­tras el silbido del viento le ensordece. Es claro en este ejemplo que la expe­rien­cia directa generalmente es más fuerte y afecta más a la persona. En el contexto académico la experiencia directa suele ocurrir en las rela­cio­nes interpersona­les tales como con­ver­saciones o debates, hallazgos en el laboratorio, trabajos de campo, prácticas de servicio social, actividades deportivas, u otras cosas semejantes.

- Indirecta
En los estudios la experiencia directa no es siempre posible. El aprendizaje se consigue con frecuencia a través de experiencias indirectas, leyendo o escuchando una lectura. Para implicar a los alumnos en una experiencia de aprendizaje más profunda a nivel humano, los profesores tienen el reto de estimular la imaginación de los alumnos y el uso de los sentidos de forma tal que puedan acceder más plena­mente a la realidad estudiada. Será nece­sario enriquecer el contexto histórico, las implicaciones temporales de aquello que se está estudiando, así como los factores culturales, sociales, po­lí­ticos y económicos que en esa época hayan afectado a la vida de las gen­tes. Las simulaciones, las representaciones, el uso de materiales audiovi­suales y otras cosas semejantes pueden servir de gran ayuda.

(46) En las fases iniciales de la experiencia, sea directa o indirecta, los alumnos per­ciben simultáneamente los hechos y sus respuestas afectivas. Pero sólo es­tructurando estos datos se puede captar la experiencia en su integridad, res­pondiendo a pregun­tas como: «¿Qué es esto?» y «¿Cuál es mi rea­cción?». Por eso los alumnos necesi­tan estar atentos y activos para lograr la percepción y la inteligencia de las realida­des humanas que les cuestio­nan.

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