sábado, 28 de marzo de 2009

Experiencia: conocimiento y afectividad




(De Pedagogía Ignaciana – un planteamiento práctico)

43 Usamos el término EXPERIENCIA para describir cual­quier activi­dad en la que, junto a un acercamiento cognoscitivo a la reali­dad de que se trata, el alumno percibe un sentimiento de natura­leza afectiva. En cualquier expe­riencia, el alumno percibe los datos cognitivamente. A fuerza de pre­gun­tarse, imagi­nar e investigar sus ele­men­tos y relaciones, el alumno estructura los datos en una hipótesis. «¿Qué es esto? ¿Se parece a lo que ya conozco? ¿Cómo funciona?» Y sin me­diar una elección deliberada surge ya la reacción afectiva espontánea, por ejemplo: «Me gusta... Me da miedo... No me van este tipo de cosas... Es interesan­te... Me abu­rro...»

(44) Al comenzar nuevas lecciones, el profesor puede percibir con frecuencia cómo los senti­mientos de los alumnos les ayudan a crecer. Pues es raro que un alumno experimente algo nuevo en el estudio y no lo relacione con lo que previamente cono­ce. Los nuevos hechos, ideas, puntos de vista, o teo­rías, suponen casi siempre un desafío a lo que el alumno sabe sobre el tema. Esto implica un crecimiento, una comprensión más plena, que pue­den modificar o cambiar los conocimientos que uno creía poseer ya satis­factoriamente. La confrontación de un nuevo conocimiento con lo que uno ya sabe, especialmen­te cuando lo nuevo no encaja exac­ta­mente con lo cono­cido, no puede limitarse simple­mente a la memorización o asimilación pasiva de datos adicio­nales. El alumno se inquieta al darse cuenta de ­que no en­tien­de las cosas plena­mente. Y esto le empuja a nuevos intentos para com­­pren­der me­jor, -análisis, com­paraciones, contrastes, síntesis, eva­luación-, todo tipo de actividades menta­les y psicomotrices, en las que los estu­­diantes están atentos a captar la reali­dad más profundamente.


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