lunes, 16 de febrero de 2009

Entrevista con Dios




“Soñé que había marcado una entrevista con Dios:

Entre, dijo Dios. Entonces, ¿te gustaría entrevistarme?
- Si tiene tiempo, le dije.

Dios sonrió y dijo:
- Mi tiempo es eterno, suficiente para todas las cosas. ¿Qué preguntas tienes en mente?

- ¿Qué es lo que más le sorprende en la humanidad?

Dios respondió:
- Que les disguste ser niños y quieran crecer rápidamente, y después que deseen ser niños de nuevo.
- Que desperdicien la salud para conseguir dinero y después pierdan el dinero para recuperar la salud.
- Que piensen ansiosamente sobre el futuro, se olviden del presente y de esta forma no vivan ni el presente ni el futuro.
- Que vivan como si nunca fuesen a morirse y que mueran como sin nunca hubiesen vivido.

A continuación la mano de Dios cogió la mía por un instante y nos quedamos en silencio.

Entonces pregunté:
- Padre, ¿qué lección de vida desea que sus hijos aprendan?

Con una sonrisa Dios respondió:

- Que aprendan que no pueden hacer que los otros les amen, cuando lo que deben hacer es dejarse amar.
- Que aprendan que lo más valioso no es lo que se tiene en la vida sino a quién tienen en la vida.
- Que aprendan que no es bueno compararse con los otros porque todos serán juzgados individualmente por sus propios méritos.
- Que aprendan que una persona rica no es la que tiene más, sino la que necesita menos.
- Que aprendan que solo son necesarios algunos segundos para abrir profundas heridas en las personas amadas y que son necesarios muchos años para curarlas.
- Que aprendan a perdonar, practicando el perdón.
- Que aprendan que hay personas que los aman mucho pero que simplemente no saben cómo expresar o demostrar sus sentimientos.
- Que aprendan que el dinero puede comprar todo, menos la felicidad.
- Que aprendan que dos personas pueden mirar la misma cosa y verla de forma totalmente diferente.
- Que aprendan que un amigo verdadero es alguien que sabe todo de ti y te ama como eres.
- Que aprendan que no es suficiente que sean perdonados, sino que se perdonen a sí mismos”.


(Autor desconocido)

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