miércoles, 12 de noviembre de 2008

Misión compartida

De una charla del P. Antonio Botana, sfc, el día 29 de mayo de 2008 en Roma


Compartir la misión en una red de caminos

Hay que considerar una red de caminos, no un camino único sino con tramos diversos, y no hay un único punto de partida. Es necesario identificar dónde está cada miembro y definir el punto de llegada, el de desarrollar la familia carismática para llevar adelante la misión desde la capacidad de cada uno.

Pensar globalmente, actuar localmente, acompañar personalmente

Pensar globalmente: evitar quedar perdidos por la urgencia de lo cotidiano, integrar a todos en una red capaz de dirigirla y orientarla, red de educadores: laicos y religiosos, para la continuidad del carisma.
Actuar localmente: en cada lugar concreto, pues es el espacio donde el compartir se hace efectivo. En este ambiente fraterno se da la compartida de la misión bajo la nueva eclesiología de la comunión.
Acompañar personalmente: cada uno en su camino, en dirección al punto de llegada.

1. Se empieza a compartir cuando se ayuda a dar el paso de profesor a educador: cuando el profesor se preocupa de dar respuesta a las necesidades del alumno. Se desarrolla la educación como ministerio. En el carisma se desarrolla una manera de valorar la misión, y proporcionar una espiritualidad, y se descubre la faceta de la misión de educar.
2. La misión educativa se desarrolla creando una serie de lazos entre las personas y con la misión: corresponsabilidad. Después vendrán los lazos de la comunidad de fe, trayéndole desde donde se encuentra, y ofreciéndole otros pasos, otros umbrales desde la fe.
3. Lazos ministeriales, a medida que se contempla la misión a la luz de la fe y lo descubre como ministerio, y lleva a la comunidad ministerial: dar vida a la comunidad educativa desde el carisma vocacional, haciendo a los otros participantes de la misión: ayudándolos a descubrir la historia de la salvación que les permite hacerse autores de un nuevo capítulo
4. Las religiosas tienen que estar dentro del proceso y se forman juntamente con los laicos
5. Todo esto aspira a desarrollar una nueva comunidad eclesial, con nuevos modos de relación, sabiendo que las religiosas no son las únicas responsables de la transmisión del carisma, ni de mantenerlo.
6. En esta nueva relación se genera otro tipo de comunidad ministerial, es una relación más allá de los lazos afectivos, pues es la misión la que identifica estas relaciones.

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