En entradas anteriores se presentó la Experiencia, como primer elemento en el paradigma ignaciano, siendo el siguiente la Reflexión
(48) En este nivel de la REFLEXIÓN, la memoria, el entendimiento, la imaginación y los sentimientos se utilizan para captar el significado y el valor esencial de lo que se está estudiando, para descubrir su relación con otros aspectos del conocimiento y la actividad humana, y para apreciar sus implicaciones en la búsqueda continua de la verdad y la libertad. Esta REFLEXIÓN es un proceso formativo y liberador. Forma la conciencia de los alumnos (sus creencias, valores, actitudes y su misma forma de pensar) de tal manera que les impulsa a ir más allá del puro conocer y pasar a la acción.
(49) Con el término reflexión queremos expresar la reconsideración seria y ponderada de un determinado tema, experiencia, idea, propósito o reacción espontánea, en orden a captar su significado más profundo. Por tanto la reflexión es el proceso por el cual se saca a la superficie el sentido de la experiencia:
(50) • Cuando se entiende con mayor claridad la verdad que se está estudiando. Por ejemplo «¿Qué es lo que se está presuponiendo en esa teoría del átomo, en tal exposición de la historia de los pueblos indígenas, en este análisis estadístico? ¿Son los resultados válidos? ¿Son honestos? ¿Es posible partir de otros presupuestos? ¿Aparecerían otros resultados si se hubieran hecho otras hipótesis iniciales?»
(51) • Cuando se descubren las causas de los sentimientos o reacciones que estoy experimentando al considerar algo atentamente. Por ejemplo: «Al estudiar este episodio, ¿Qué es lo que me interesa más particularmente? ¿Por qué? ¿Qué es lo que me causa perplejidad en esta traducción? ¿Por qué?»
(52) • Cuando se comprenden más a fondo las implicaciones de aquello que he llegado a entender por mi mismo o con ayuda de otros. Por ejemplo: «De los esfuerzos medioambientales para controlar el efecto invernadero, ¿qué consecuencias posibles pueden seguirse para mi vida, la de mi familia o de mis amigos, y para las vidas de los pueblos de los países pobres?»
(53) • Cuando se logran tener convicciones personales sobre hechos, opiniones, verdades - distorsionadas o no -, y cosas semejantes. Por ejemplo: «La mayoría de la gente considera que un reparto más igualitario de los recursos del mundo sería deseable, más aún, es un imperativo moral. Mi propio estilo de vida, y tantas cosas que me parecen normales y doy por supuestas, ¿pueden contribuir quizás a esta desigualdad? ¿Estoy dispuesto a reconsiderar lo que necesito para ser feliz?»
(54) • Cuando se logra comprender quién soy («¿Qué me mueve y por qué?») y quién debería ser yo en relación a otros. Por ejemplo: «¿Cómo me influye la problemática sobre la que reflexiono? ¿Por qué? ¿Vivo con paz estas reacciones que se producen en mi mismo? ¿Por qué? Si no, ¿por qué no?
(48) En este nivel de la REFLEXIÓN, la memoria, el entendimiento, la imaginación y los sentimientos se utilizan para captar el significado y el valor esencial de lo que se está estudiando, para descubrir su relación con otros aspectos del conocimiento y la actividad humana, y para apreciar sus implicaciones en la búsqueda continua de la verdad y la libertad. Esta REFLEXIÓN es un proceso formativo y liberador. Forma la conciencia de los alumnos (sus creencias, valores, actitudes y su misma forma de pensar) de tal manera que les impulsa a ir más allá del puro conocer y pasar a la acción.
(49) Con el término reflexión queremos expresar la reconsideración seria y ponderada de un determinado tema, experiencia, idea, propósito o reacción espontánea, en orden a captar su significado más profundo. Por tanto la reflexión es el proceso por el cual se saca a la superficie el sentido de la experiencia:
(50) • Cuando se entiende con mayor claridad la verdad que se está estudiando. Por ejemplo «¿Qué es lo que se está presuponiendo en esa teoría del átomo, en tal exposición de la historia de los pueblos indígenas, en este análisis estadístico? ¿Son los resultados válidos? ¿Son honestos? ¿Es posible partir de otros presupuestos? ¿Aparecerían otros resultados si se hubieran hecho otras hipótesis iniciales?»
(51) • Cuando se descubren las causas de los sentimientos o reacciones que estoy experimentando al considerar algo atentamente. Por ejemplo: «Al estudiar este episodio, ¿Qué es lo que me interesa más particularmente? ¿Por qué? ¿Qué es lo que me causa perplejidad en esta traducción? ¿Por qué?»
(52) • Cuando se comprenden más a fondo las implicaciones de aquello que he llegado a entender por mi mismo o con ayuda de otros. Por ejemplo: «De los esfuerzos medioambientales para controlar el efecto invernadero, ¿qué consecuencias posibles pueden seguirse para mi vida, la de mi familia o de mis amigos, y para las vidas de los pueblos de los países pobres?»
(53) • Cuando se logran tener convicciones personales sobre hechos, opiniones, verdades - distorsionadas o no -, y cosas semejantes. Por ejemplo: «La mayoría de la gente considera que un reparto más igualitario de los recursos del mundo sería deseable, más aún, es un imperativo moral. Mi propio estilo de vida, y tantas cosas que me parecen normales y doy por supuestas, ¿pueden contribuir quizás a esta desigualdad? ¿Estoy dispuesto a reconsiderar lo que necesito para ser feliz?»
(54) • Cuando se logra comprender quién soy («¿Qué me mueve y por qué?») y quién debería ser yo en relación a otros. Por ejemplo: «¿Cómo me influye la problemática sobre la que reflexiono? ¿Por qué? ¿Vivo con paz estas reacciones que se producen en mi mismo? ¿Por qué? Si no, ¿por qué no?
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