(Del mensaje del Papa Benedicto XVI en el día 1 de enero de 2009, Día Mundial de la Paz)
"Que se ciña cada cual a la parte que le corresponde", escribía León XIII en 1891, añadiendo: "Por lo que respecta a la Iglesia, nunca, ni bajo ningún aspecto, regateará su esfuezo".
Esta convicción acompaña también hoy el quehacer de la Iglesia para con los pobres, en los cuales contempla a Cristo, sintiendo cómo resuena en su corazón el mandato del Príncipe de la Paz a los Apóstoles: "Dadles vosotros de comer" (Lc 9,13)
Así pues, fiel a esta exhortación de su Señor, la comunidad cristiana no dejará de asegurar
a toda la familia humana su apoyo a las iniciativas de una solidaridad creativa, no sólo para distribuir lo superfluo, sino cambiando "sobre todo los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estruturas consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad".
Por consiguiente, dirijo al comienzo de un año nuevo una calurosa invitación a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón
hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea concreamente posible para salir a su encuentro. En efecto, sigue siendo incontestablemente verdadero el axioma según el cual "combatir la pobreza es construir la paz".
¡¡¡FELIZ 2009!!!